La ocupación aborigen en el municipio de Mogán se asentó, en sus inicios, en las terrazas de sus barrancos, así como en las zonas costeras. Así, se encontraron pequeños poblados en el valle de Veneguera, en la cuenca de Mogán, donde eran más numerosos y en los valles colindantes: Taurito, Tauro y Puerto Rico.
Tras la conquista y con la llegada de los nuevos pobladores a Gran Canaria, se procedió al repartimiento de las tierras y aguas, que existían en la isla. De este modo, el que hoy es el municipio de Mogán, se incluía en el distrito de Telde, ya que esta zona geográfica alcanzaba hasta el límite sur del Valle de La Aldea. Las tierras correspondientes a este municipio se caracterizaban por la falta de agua, por la incomunicación y el alejamiento de los principales centros económicos y poblacionales de la Isla. Esto provocó que Mogán y los valles anexos no fueran zonas preferenciales en los repartos, por lo que sólo se ocuparon los cursos medios de los barrancos de Tasarte, Veneguera y Mogán.
La costa quedó despoblada por el miedo a los continuos ataques de los barcos piratas. Avanzado el siglo XVIII, Mogán dependía jurisdiccionalmente de otros municipios, como eran Agüimes, San Bartolomé de Tirajana y Tejeda, situación que hacía difícil la configuración de una identidad propia. A esto hay que unirle el conflicto que surgió en la segunda mitad del siglo XVII entre agricultores y ganaderos por el uso de las tierras, lo que hacía más complicado el desarrollo económico de Mogán.
En 1815, Mogán, con la ayuda del obispo Verdugo, consiguió ser nuevo distrito parroquial, lo que le permitió independizarse como municipio. A finales del siglo XIX, el joven municipio de Mogán entró en una crisis, al igual que toda la isla, debido a los siguientes factores: la quiebra del campo, descompensada presión fiscal, descontrol administrativo local e imposibilidad de liquidar las deudas que los campesinos tenían con los prestamistas locales. Pero esta situación empezó a mejorar cuando una casa inglesa, implanta por primera vez, cultivos de tomates y plátanos, trayendo la esperanza y nuevos sistemas de cultivos, que caracterizaría la economía del siglo XX. |