Reserva Natural Especial de Los Marteles: La reserva ofrece un paisaje montano de gran belleza con algunos elementos geomorfológicos destacados como la Caldera de Los Marteles o el pitón fonolito de Roque Blanco, entre otros. En sus escarpes se concentra una alta biodivesidad vegetal endémica de gran interés científico. En las cotas altas de la zona y en el centro de la reserva hay pinares de repoblación que alcanzan incluso lo alto de los escarpes del Paso de La Plata al suroeste del espacio, y que se distribuyen en mosaico por la mitad norte. Las cumbres, al quedar desprovistas de pinar, han sido ocupadas por matorrales de sustitución constituidos por tabaibas (Euphorbia obtusifolia), retamas de cumbre (Teline microphylla) y escobones (Chamaecytisus proliferus), principalmente. La flora de escarpes es particularmente rica en endemismos como el abundante pastel de risco (Greenovia aurea) o una de las pocas orquídeas de las islas (Orchis patens canariensis); algunos están muy amenazados como la bencomia (Bencomia brachystachya) o la mata de risco (Globularia). También hay especies, como es el caso del tomatero silvestre (Solanum lidii), que sólo se encuentran en puntos concretos del interior de la reserva, como Temisas.
Monumento Natural del Roque Aguayro: El Roque Aguayro constituye un elemento paisajístico muy destacado, que domina y caracteriza la zona, al tiempo que es una formación natural de interés científico. Junto a estos valores estéticos, destacan otros de carácter cultural debido a la presencia de petroglifos aborígenes en el Lomo de Los Letreros. El roque tiene unos 540 metros de altura, y está constituido fundamentalmente por materiales basálticos antiguos. La vegetación actual está formada por tabaibas, balos y aulagas, que denotan una notoria alteración de la comunidad vegetal originaria, debida probablemente al sobrepastoreo. Igualmente resulta digna de mención la presencia de cardones y palmeras aisladas. Este espacio natural engloba, además, parte del Barranco de Balos. La abundancia de un arbusto, el balo (Plocama pendula) ha determinado la toponimia de este barranco, donde se localiza un destacado yacimiento de grabados rupestres, que destaca por la variedad de temas que presenta.
Monumento Natural de Arinaga: Este espacio natural se centra en torno a la Montaña de Arinaga. En esta zona se asientan comunidades vegetales de las que sobresalen algunos endemismos, como la uvilla de mar (Zygophyllum fontanesii), el chaparro (Convolvulus caput-medusae), un corazoncillo (Lotus leptophyllus), la piña de mar (Atractylis preauxiana) y la milengrana (Herniaria fontanesii), por citar algunos ejemplos, mientras que el grueso de la vegetación la constituyan "salados" de diversas especies. La fauna vertebrada incluye una forma de lagarto endémica (Gallotia atlántica delibesi) y que es sensiblemente distinta del lagarto común de Gran Canaria. También incluye poblaciones de calandria (Calandrella rufescens polatzeki) y pájaro trompetero (Bucanetes githagineus), además de ocasionales aves limícolas y migradoras en la costa. Además de la vegetación y la fauna existente en la zona, se ubican dentro de este monumento el antiguo faro y un antiguo albergue juvenil, hoy Residencia Escolar de Arinaga. Además existen unas instalaciones militares subterráneas en desuso que albergarán en breve un gran centro de ocio y cultura.
Monumento Natural del Barranco de Guayadeque: El barranco de Guayadeque se encuentra situado entre los municipios de Agüimes e Ingenio, al este de la isla de Gran Canaria. El acceso al mismo se realiza por carretera desde ambas poblaciones hasta el pequeño núcleo de Montaña de Las Tierras, situado en el interior del barranco, donde termina la vía asfaltada después de haber atravesado el poblado troglodita de Cueva Bermeja. Los singulares valores medioambientales y patrimoniales que encierra este impresionante espacio han contribuido a su declaración como Monumento Natural por la Ley de Espacios Naturales de Canarias y como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica. La vegetación actual está en función de la altitud. En los lomos de las zonas más altas domina un matorral de sustitución con tabaiba morisca (Euphorbia obtusifolia), escobón (Chamaecytisus proliferus) y retama amarilla (Teline microphylla), con fuerte presencia del alhelí de cumbre (Erysimum bicolor). En los riscos encontramos algunos ejemplares aislados de pino canario (Pinus canariensis), y ya en las laderas del curso medio, bosquetes de acebuches. En el lecho del tramo inferior son abundantes los balos (Plocama pendula), y de forma dispersa las palmeras (Phoenix canariensis), mientras que en las laderas se presentan elementos del cardonal-tabaibal. Entre los endemismos vegetales exclusivos de nuestra isla cabe señalar el heliantemo rupícola (Helianthemum tholiforme), la escobilla parásita (Kunkeliella canariensis), el palo sangre (Marcetella moquiniana), la lengua de pájaro (Polycarpaea filifolia), la giralda (Kickxia pendula), la dama (Parolinia platypetala) y la malva de risco (Lavatera acerifolia). La avifauna está bien representada, sobre todo por rapaces (cernícalos y aguilillas) y pájaros propios de las zonas medias de las islas. También destaca la nidificación del vencejo unicolor (Apus unicolor). Asimismo este espacio natural, como escenario de la actividad humana, se remonta a la época Prehispánica, de la que tenemos múltiples testimonios. Las momias y las grandes cuevas funerarias son los elementos arqueológicos más conocidos del barranco, pero no los únicos; otros elementos igual de significativos son los grandes poblados trogloditas, los graneros, las pinturas y los grabados rupestres. En las salas del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria se pueden contemplar gran cantidad de objetos arqueológicos procedentes de esta zona: momias, cerámicas, fibras vegetales, herramientas líticas y óseas, útiles elaborados en piel, etc. Por todas estas razones, la visita al barranco de Guayadeque constituye una parada obligatoria para los interesados en la arqueología canaria. Además, el barranco cuenta con un Centro de Interpretación, en el que se ofrece información sobre los conjuntos arqueológicos sitos en esta zona, así como otros datos de índole medioambiental que explican las muchas e interesantes particularidades de este bellísimo entorno.
Paisaje protegido de la Montaña de Agüimes: Este espacio se localiza junto a un tramo del cauce del Barranco de Guayadeque y el pueblo de Agüimes. Desde el punto de vista morfológico se trata de una manifestación volcánica antigua, lo que explica su alto grado de erosión y desmantelamiento. Tanto el sector de barranco como la montaña presentan una vegetación bastante transformada, formada por un matorral, con frecuencia dominado por tabaiba morisca (Euphorbia obtusifolia), si bien también encontramos una buena representación de tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), algunos ejemplares de cardones (Euphorbia canariensis), balos y vinagreras. En la base de la montaña encontramos ejemplares de palmeras intercaladas entre las tierras de labor. El uso tradicional de este espacio ha sido el pastoreo y en las zonas más llanas de su base, el agrícola. También se ha explotado en el pasado como cantera, de donde se extraía la denominada "Piedra de Agüimes", de una tonalidad característica gris-verdosa, y que podemos ver en las fachadas del casco antiguo de Agüimes, incluyendo su iglesia. Existen aquí vestigios arqueológicos, con muestras de arte rupestre y cuevas de habitación aborígenes (Morros de Avila). El yacimiento más destacado es el llamado Morro del Cuervo, donde se localiza un singular conjunto de petroglifos.
Cuevas y Morros de Ávila: Declaradas Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica. Morros del Cuervo En una de las zonas más elevadas de La Montaña de Agüimes, en el lugar conocido como Morro del Cuervo o Morro Chico se ubica una de las estaciones rupestres más destacadas de esta zona. Se han identificado al menos seis paneles de grabados ejecutados, como en otros casos, mediante un picado continuo y/o abrasión. Las representaciones más abundantes son las figuraciones humanas. Entre ellas destaca el conocido como "Hombre de Guayadeque", que corresponde a un grabado antropomorfo de grandes dimensiones y que se ha convertido en logotipo o símbolo de identidad. Morros de Ávila En las cotas más elevadas de la Montaña de Agüimes se encuentra ubicado uno de los enclaves más significativos de este entorno, conocido como Morros de Ávila. Dentro de este conjunto destacan dos cuevas artificiales de grandes proporciones. La primera se divide a su vez en dos estancias; ambas habitaciones conservan en sus paredes restos de pinturas, definiendo, en determinadas zonas, un friso de motivos triangulares en blanco sobre un fondo de rojo almagre. La segunda cueva, situada a pocos pasos de la anterior, está medio enterrada y se compone de una sola habitación; en las paredes se conservan restos de dos franjas horizontales de rojo y blanco, a modo de friso que las recorriera en su totalidad. |