El ilustrado Viera y Clavijo en su obra Historia de Canarias, describía así al lugar que luego pasaría a ser municipio:"Para pasar a este lugar es menester bajar la famosa cuesta de Silva, la costa de Lairaga, y las ermitas de San Felipe y San Lorenzo. Es sitio saludable por las buenas aguas y aires frescos; está en lo alto de la isla, pero en un llano, y en su término queda la célebre montaña de Doramas, con el nacimiento de las aguas que llaman Madres de Moya. Las casas son chicas y arruadas en corto número. Iglesia aseada con su cura, cuya feligresía se compone de 873 almas, dispersas por los pagos de Fontanal, Cabo Verde, Los Dragos, La Costa, Asuaje, Lomo Blanco. Tiene dos ermitas". (VIERA Y CLAVIJO, J.: Historia de Canarias, T. II, 1982, p. 396)
Moya se encontraba, a fines del siglo XVIII, entre los núcleos de población, que independientemente de Las Palmas como sede del poder insular, contaba con un alcalde real y que tras la reforma de 1766, cuenta con diputados del común y síndicos personeros, por lo que podemos decir que existe como pueblo o núcleo independiente antes de la reforma constitucional del siglo XIX.
Al igual que todos los núcleos poblacionales que se encontraban en su misma situación, Moya contaba con parroquia, la cual data del 18 de abril de 1515. La parroquia fue erigida por el obispo Vázquez de Arce en honor a Nuestra Señora de Candelaria, pero debemos tener en cuenta que antes de la aparición de esta parroquia existía una ermita, que es atribuida por algunos a los Trujillo.
Esta primera ermita fue suficiente para los primeros pobladores de esta zona de Gran Canaria, pero con el transcurso del tiempo, el crecimiento de la población hizo necesario mejores instalaciones para un mejor cumplimiento de los sacramentos. Las catástrofes naturales por las que pasó el municipio, junto con este crecimiento poblacional, llevaron a los vecinos del lugar a la reconstrucción del templo en reiteradas ocasiones.
Uno de los pilares de la riqueza económica del lugar fue la Montaña de Doramas, cuyos recursos forestales y la feracidad de sus tierras motivaron que los vecinos de los pueblos de Firgas, Arucas y Teror se enfrentaran con los de Guía y Moya por el control de la misma. De 1814 a 1823, los conflictos se suceden con levantamientos y marchas sobre las tierras de los vecinos de los municipios contrarios para quemar haciendas, destrozar sementeras y motivar el abandono de las mismas. Algunos vecinos tuvieron intenciones, parece, de destruir incluso el “lugar de Moya”, motivando la intervención de fuerzas militares enviadas desde Las Palmas de Gran Canaria en varias ocasiones.
Transcurrido este periodo de conflictos, Moya sigue su andadura con una economía donde predomina el binomio conformado por la agricultura y la ganadería. Dentro del sector agrícola destacan cultivos como el plátano, las papas y las hortalizas. En el sector ganadero destacan los ganados, vacunos, cabríos, además de las granjas avícolas.
Símbolos de Moya
La bandera de Moya fue aprobada por acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de fecha 25 de mayo de 1994. Dividida en dos mitades horizontales, la superior verde y la inferior blanca. Al centro, el escudo municipal.
Escudo heráldico
El escudo municipal de Moya fue aprobado por Orden Decreto de fecha 31 de mayo de 1957. Escudo medio partido y cortado.
Primero, de gules, montaña de oro, superada de corona antigua de los mismo, con un brazo que trata de alcanzarla, desde la izquierda, de carnación; sobre el todo de la montaña, palmera de sinople con cuatro corazones de gules, destilando sangre. Segundo, de sinople, dos cabras de sable, pasantes, puestas en palo, y bordura de oro. Tercero, de oro, moral de sinople acompañado de tres rosas de gules con hojas de sinople y centro de oro. En abismo, el castillo de Castilla. El todo superado por la leyenda “Doramas” en letras de sable. Al timbre, coronel de la provincia de Las Palmas de Gran Canaria. Como adornos exteriores, una rama de drago y otra de laurel, entrelazadas, y una cinta en los colores de la bandera española con la leyenda “Dragos y Laurel hacen su fama” en letras de sable.
El primer cuartel reproduce las armas concedidas por los Reyes Católicos al caudillo aborigen Oramas o Doramas, quien gobernó en la montaña de Moya, y cuyo nombre corona el escudo. El segundo cuartel reproduce las armas del Marquesado de Moya, concedido por Enrique IV de Castilla en 1480 a D. Andrés Cabrera y su mujer Dª Beatriz de Bobadilla. El moral simboliza los bosques del municipio, y las tres rosas aluden al poeta Tomás Morales, natural de Moya, y a su obra más célebre, Las Rosas de Hércules. Las ramas de drago y laurel aluden a los antiguos bosques de estos árboles que existieron en el término municipal, así como a los nombres de dos de los barrios más antiguos. |