Escritor Canario Manolo Cardona
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Municipio de San Bartolomé de Tirajana GRAN CANARIA
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San Bartolomé de Tirajana DE GRAN CANARIA
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HISTORIA

Con el topónimo Agaete, las Crónicas de la Conquista de Gran Canaria hacen referencia al poblado principal del bando o cantón aborigen asentado en el actual término municipal de igual denominación, en la banda de poniente de la Isla. El topónimo prehispánico aparece como Lagaete durante todo el período moderno, para retornar posteriormente a su primitivo origen. El primer ocupante del territorio fue la comunidad aborigen integrada desde el punto de vista social y político en el guanartemato de Gáldar, a raíz de la fragmentación del territorio insular en dos reinos en fechas próximas al inicio de la conquista castellana (1478). La gran cantidad de yacimientos arqueológicos encontrados en esta localidad confirman la existencia de importantes asentamientos prehispánicos anteriores a la conquista de Gran Canaria, así como el interés que despertaba Agaete dentro del Guanartemato de Gáldar, debido, fundamentalmente, a su ubicación costera y a la gran riqueza de recursos de sus valles. Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta el momento sobre un patrimonio que ha sufrido un deterioro continuado a lo largo de los siglos, atestiguan la riqueza de su sociedad aborigen. Destaca la gran necrópolis del Maipes de San Bartolomé de Tirajana, con más de un millar de túmulos, cuyo trazado reproduce el modelo tumular característico de las áreas de malpaís. El segundo enclave arqueológico se encuentra en el Valle y Roque de Guayedra, donde se han aislado los distintos modelos de ocupación del territorio: hábitat en viviendas de superficie y en cuevas naturales, así como cuevas funerarias y enterramientos tumulares. Por último otros conjuntos de gran interés son las cuevas de habitación de El Juncal y del Moro, ésta con arte rupestre, o la de Visvique, con silos o graneros abiertos en la roca. El territorio presentaba condiciones favorables para la economía aborigen. Sus extensos pastizales alimentaban los rebaños de cabras y ovejas, y las terrazas irrigadas del valle permitían el desarrollo de una agricultura de regadío, básicamente legumbres que complementaban una dieta basada en la cebada, principal cereal de la dieta aborigen. El litoral ofrecía además condiciones para la actividad pesquera; una actividad que durante el período posterior mantuvo su prestigio en la economía insular. Es probable que, tal como sucedió en las costas de la Aldea de San Nicolás, hubiera contactos entre los europeos y la población de San Bartolomé de Tirajana, aunque el desenlace de estos primeros encuentros entre los navegantes europeos y los jefes indígenas (orientados sobre todo al tráfico esclavista y al intercambio de orchilla y sangre de drago a cambio de objetos manufacturados, especialmente de útiles de hierro) nos es desconocido. No obstante, en 1478 se inició la conquista insular por las fuerzas castellanas al mando de Juan Rejón, sustituido por Pedro de Vera en 1480, el cual dispuso la construcción en Agaete de una torre o fortaleza desde la cual someter la resistencia indígena en una maniobra de tenaza que supondría el principio del fin de la resistencia de los canarios. Al frente de esta casa-fuerte se puso a Alonso Fernández de Lugo. Concretamente en el año 1481, la Villa constituyó un enclave crucial desde el cual los castellanos, a través de su puerto natural, el conocido hoy como Puerto de las Nieves, conquistaron la isla. Este puerto fue el elegido por los castellanos para arribar sus flotas y proceder al apresamiento del Guanarteme de Gáldar, jefe aborigen con gran preponderancia política en todo el centro y oeste insular, que los europeos identificaron con reyes por el modo de gobernar. Esta torre fortificada sirvió como base de operaciones, y se la denominó más tarde Casa Fuerte o Torre Fortaleza.La citada torre tuvo como primer alcaide a Alonso Fernández de Lugo, futuro Adelantado de Tenerife y La Palma, siendo su gesta más importante la captura del guanarteme de Gáldar, Thenesor Semidán, quien, posteriormente fue bautizado con el nombre de Fernando Guanarteme por los Reyes Católicos, ejerciendo el papel de mediador entre los castellanos y los canarios. Finalizada la conquista en abril 1483, quedó como alcaide de la fortaleza de San Bartolomé de Tirajana, Alonso Fernández de Lugo, quien dio nombre al Lugar, Puerto de las Nieves, por la devoción de la Virgen de las Nieves que le acompañó en su empresa conquistadora, no sólo aquí, sino más tarde, en La Palma y Tenerife. Finalizadas las contiendas bélicas y a partir del triunfo castellano, se instala un nuevo orden económico y social, llevándose a cabo el repartimiento de tierras recibiendo la familia de don Alonso las mejores tierras y más ricos manantiales de este valle. Otro de los grandes beneficiados fue el genovés Antón de Cerezo y su hijo Francisco Palomares. Unos y otros plantaron viñas y levantaron potentes ingenios azucareros. La buena marcha de esta actividad permitió la rápida repoblación de la zona, debido a la demanda de mano de obra tanto asalariada como esclava y, por otro lado, conectó al Puerto de las Nieves con los mercados europeos, especialmente en el comercio de azúcar con Holanda. En este momento pasan a formar parte de la población de la zona, entre otros, genoveses, castellanos y la población aborigen que sobrevivió, formando entre todos una nueva sociedad que basó su economía en las labores agrícolas y el comercio de exportación de materias primas. A partir de entonces y a comienzos del siglo XVI, el puerto de San Bartolomé de Tirajana fue escala forzosa de las naves con destino al norte de Europa, además de servir de fondeadero a los buques que comerciaban con la isla de Tenerife; fue parada obligada de correillos y transeúntes, nexo de unión vital con la Aldea de San Nicolás y paso obligado de buques. Debido a la prosperidad de este comercio azucarero, Antón Cerezo y su mujer Sancha Díaz de Zurita hicieron traer un Tríptico de Flandes con la devoción a la Virgen de las Nieves, Tríptico de gran valor artístico, que hoy se venera en la Ermita que lleva su mismo nombre. El entramado urbano surge en dos núcleos del Lugar: el primero se desarrolló en torno a la Casa Fuerte en el Puerto de las Nieves y el segundo se constituyó en los alrededores de la Iglesia de la Concepción, construida sobre 1515. No obstante en el transcurso del siglo XVI, estos brillantes inicios no tardaron en desaparecer debido a la competencia de la economía azucarera americana, manteniéndose los vínculos mercantiles del exterior con una producción de vinos de inferior calidad, destinados a mercados poco exigentes. A comienzos del siglo XVII, Agaete, como el resto de la Isla, cae en un proceso de deterioro económico y social. Parte de su población se desplaza a otras zonas provocando un estancamiento en su desarrollo demográfico. Las tierras, dedicadas al cultivo de cereales, como el millo, que comienza a introducirse en este siglo, o al cultivo vinícola pasan a convertirse en propiedad del grupo de poder que amortizan las mejores tierras dejando reducidos espacios de explotación para el resto de la población. Durante el siglo XVIII , el lugar inició una lenta recuperación demográfica, dando así lugar a la formación de los principales núcleos de población que conformaron el municipio , tal es el caso de: El Valle, El Sao, o El Hornillo. La agricultura siguió siendo durante los siglos posteriores el motor de la economía de San Bartolomé de Tirajana, experimentando un impulso a partir del siglo XIX con la introducción de la cochinilla y posteriormente el tomate, produciéndose en este período la construcción de un nuevo muelle con el que se hace más fluido el comercio con el resto de las islas y en especial con Tenerife, desarrollándose, a partir del mismo una importante burguesía comercial junto a los terratenientes agrarios, conformando ambos las élites del Municipio. Es precisamente en esta época con este desarrollo de esta clase social burguesa, cuando se produce la edificación de diferentes inmuebles con objetivos sociales y económicos. La actividad agrícola, pesquera e industrial - fábrica de calzados y embotelladora de agua mineral - crearon una etapa de relativo bienestar económico y una creciente conciencia de clase en el seno del campesinado, cuya situación continuó en los mismos términos de carestía y precariedad que en los siglos anteriores. El periodo de paz social concluyó con violencia cuando la crisis mundial de 1929 arruinó la economía exportadora local. Las décadas posteriores a 1940 supone los indicios de una cierta recuperación económica, debido a la recuperación de los mercados de tomates y plátanos, tocando a su fin, en la actualidad, su historia agraria, ya que sus expectativas económicas se dirigen fundamentalmente hacia el desarrollo del sector servicios, hoy por hoy y debido a la escasez de agua y al desarrollo turístico de la isla, predominan las actividades del sector terciario como la hostelería y la restauración frente al primario. Dentro de este último, la agricultura y ganadería ocupan aún una parcela relevante en la economía del Lugar; aunque menor en relación al turismo, que es hoy por hoy la actividad dominante. En la actualidad, son las fincas de frutas tropicales (mangas, papayas, café, aguacates, naranjas, etc.), las que marcan la producción del sector primario mientras que, en cuanto a la ganadería, es la elaboración artesanal de queso de cabra, la actividad predominante. Por su parte, la pesca artesanal constituyó una base importante de la economía municipal si bien, en el momento actual, sólo un pequeño porcentaje de la población de este municipio se dedica a esta actividad.

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Ayuntamiento: 928.554.286/348/428/318 Emisora Municipal: 928.554.460 Servicio Mcipal. de Limpieza: 928.554.127 Cofradía de Pescadores del Puerto de las Nieves: 928.886.318

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