Durante el periodo de dominio aborigen el sistema político imperante en Gran Canaria consistía en dos grandes guanartematos o reinos dividido en diferentes poblaciones, al frente de cada una de las cuales se encontraba un caudillo o Guayre. Tejeda era una de estas poblaciones, donde se refugiaron algunos de los últimos aborígenes opuestos a la conquista europea en los momentos finales de la misma. Por esta razón, la zona en torno al monte Bentayga, monumento natural de Tejeda, presenta diferentes yacimientos arqueológicos de gran interés para los investigadores a pesar de los estragos causados por el paso del tiempo. Los más destacados son el Almogarén de Bentayga, lugar sagrado de libaciones y ofrendas, las Cuevas del Rey o del Guayre, El Toscón y Las Cumbres, entre otros. Todos estos vestigios nos dan pie para pensar que antes de la conquista existió en esta zona un núcleo poblacional aborigen de relativa importancia.
Acabado el proceso de conquista, los repartimientos de tierras y aguas dejaron la zona en manos de unos pocos habitantes entre los que se encontraban grandes propietarios residentes en Las Palmas de Gran Canaria. La zona de Tejeda estaba lejos y mal comunicada con respecto a los centros administrativos y económicos, por lo que los deseos de vivir en esta zona eran escasos. Tenemos que esperar hasta mediados del siglo XVIII para ver superada la cifra de un millar de habitantes.
Es esta lejanía respecto a los grandes núcleos de población de la Isla lo que motivó la creación de una ermita en 1506 para que los vecinos pudieran asistir al culto sin tener que realizar grandes desplazamientos. Esta ermita, a principios del siglo XVII, en 1622, será dotada con un cura propio, y convertida en parroquia nuclear de la zona occidental de las cumbres y medianías de Gran Canaria, quedando adscrita a efectos de administración eclesiástica a la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria.
Durante los siglos XVI y XVII la base económica de esta zona se sustentaba sobre tres pilares, la agricultura, en los que destacaba los cultivos de trigo, maíz y la papa, la ganadería, con el ganado ovino y caprino y la explotación del bosque. Gracias a la riqueza hidráulica que presentaba esta zona, la masa forestal era importante, por lo que parte de las tierras de esta comarca permanecía en manos de la Corona, ya en los siglo XVIII y XIX, nos encontramos como se realizan roturaciones ilegales, esto demuestra una necesidad por conseguir terrenos de cultivo y por lo tanto, un aumento de la población.
A esto debemos añadir que a finales del siglo XIX, con la Desamortización de tierras del clero regular y secular, se favoreció el aumento de las tierras para cultivar, ya que la mayoría estaban en manos de nos pocos que las arrendaban a campesinos para que las cultivasen. La extensión de los terrenos de regadío era limitada en esta zona por lo que los cultivos predominantes son los de secano, como el cultivo del cereal y de árboles frutales como el almendro, cuyo fruto con el paso del tiempo irá adquiriendo cada vez más importancia. De hecho, durante este siglo los conflictos con el municipio de la Aldea por el control del agua que bajaba por las sierras de Gran Canaria son generalizados, teniendo como momentos de mayor virulencia los años de 1817, 1819 y 1847. Fue éste un siglo conflictivo donde a estos nuevos pleitos se unieron pleitos anteriores mal solucionados, como el que en 1777 provocó la usurpación de tierras de realengo para roturar o el que en 1752 enfrentó al pueblo con su alcalde don Sebastián Cabrera.
Aunque la agricultura sigue siendo un sector importante en la base económica del municipio, es el sector terciario el que mueve más trabajo entre los habitantes de Tejeda y en especial el sector servicios, seguido de cerca por el sector de la construcción, las tareas forestales y la repostería orientada al comercio y la cocina tradicional (el bienmesabe y el mazapán). En la agricultura, las tierras dedicadas a los cultivos de regadío han aumentado gracias a la tecnología que ha permitido implementar la afluencia de agua a los campos del municipio, y que ha permitido aumentar los cultivos de hortalizas y frutales.
También es digna de mención la ganadería como actividad complementaria, teniendo importancia la cabaña de ganado ovino y caprino. |